Cinco años sin juez

La Ley 12.716 de octubre de 1941 creó el Juzgado Federal de San Nicolás de los Arroyos, que originariamente comprendía los partidos de Baradero, Bartolomé Mitre, Campana, Colón, Exaltación de la Cruz, General Arenales, Pergamino, Ramallo, Rojas, San Nicolás, San Pedro y José F. Uriburu y tenía competencia plena. Luego, por ley 23.371 se modificó esa competencia territorial cuando se creó un Juzgado Federal de primera instancia con asiento en la ciudad de Junín, provincia de Buenos Aires. Allí, se volvió a modificar la jurisdicción del Juzgado Federal de Primera Instancia de San Nicolás, provincia de Buenos Aires, que comenzó a abarcar, los partidos de Baradero, Bartolomé Mitre, Campana, Capitán Sarmiento, Colón, Exaltación de la Cruz, Pergamino, Ramallo, San Nicolás, San Pedro y Zárate

Mediante Ley 23.869 de 1990 se creó el Juzgado federal nro. 2 de San Nicolás, que no funcionó sino hasta 1996, luego de la tragedia de Carlos Menem JR que aceleró el proceso de funcionamiento. De este modo quedó dividida la materia penal, de la no penal. Todo un avance, ya que los Juzgados federales de Venado Tuerto, Rafaela, Quilmes, Pehuajó, por nombrar solo algunos, tienen un solo juzgado multifueros.

Finalmente, por la Ley 24.136, al crearse la Justicia Federal de Campana quedó reconfigurada la competencia territorial de la Justicia Federal de San Nicolas de los Arroyos, excluyéndose los partidos de Baradero, Campana, Exaltación de la Cruz y Zárate

Hace más de 80 años que la ciudad es sede del Poder Judicial de la Nación, y eso le otorga una característica especialísima, ya que pocas ciudades – que no sean capitales de provincia - pueden jactarse de semejante importancia. "Sin embargo", desde fines de 2017, hace cinco años y medio el Juzgado Federal Civil y Comercial Nro. 1 de la ciudad esta vacante; con un concurso finalizado en 2018 y conjueces designados en 2022, y en desmedro del servicio de administración de justicia se van designando otros jueces titulares. Es decir, un magistrado que es titular de un juzgado federal, subroga a otro juzgado. Así se duplican la tarea y vemos como el “edificio nuevo” de calle Garibaldi, parece una réplica triste de una casa a punto de derrumbarse, sin ascensores, con ratas, con empleados y funcionarios que arriesgan su integridad en un edificio que no ofrece las más mínimas condiciones de higiene y salubridad. Si una persona con movilidad reducida necesita ingresar, no puede hacerlo.

Sin jueces no hay justicia. Cinco años en una vida de 81 años es mucho tiempo. La jurisdicción se merece que todo el trabajo que hizo el Consejo de la Magistratura y que tuvo costos que pagamos todos los ciudadanos, nos vuelva. Como dicen por ahí “con la nuestra”.

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Más de cinco años de toda una maquinaria que cuesta dinero a la población para que luego no se pueda siquiera pasar por la vereda por si se cae ese techo sin terminar. Todo se va envileciendo, relajando. Ningún juez o jueza, con vocación de servicio, puede sostener el trabajo que suponen dos juzgados por tanto tiempo.

Cinco años pasaron: dos copas Américas, dos mundiales, dos presidentes, la pandemia, el asalto al Capitolio, la guerra Rusia Ucrania, el Brexit, la vuelta de los talibanes a Afganistán. Cambio todo, o casi todo. Solo la sede de calle Garibaldi está igual, ajándose esperando un rayo de luz. La ciudadanía se merece tener justicia, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino.