Tanto es así, que ni Sol Arance, la concejala passaglista de la Libertad Avanza, que quiere borrar de la faz de la ciudad a todos los trapitos, intenta meterse con ellos. Todos los trapitos lejos, menos los de plaza Mitre.
La deuda de la familia Passaglia con los vecinos del centro y la inseguridad
Aunque Santiago cambie a los funcionarios de lugar, o como se dice vulgarmente haga un enroque de funcionarios en distintos puestos municipales, la inseguridad está latente.
El municipio protege a éstos “malandras” que lavan autos, usan el espacio donde todos pagamos por estacionar, pero aproximadamente unos doce espacios alrededor de la plaza no se pueden utilizar, porque los “lava coches” de la Plaza Mitre los ocupan por si aparecen clientes que quieran lavar sus autos. Vecinos o visitantes a la ciudad que desean disfrutar de alguno de los bares del centro de la ciudad, o que se llegan a Tribunales, porque su tarea así se lo exige. Sin embargo, éstos lava autos o cuida coches, no pagan a quiénes cobran por el estacionamiento medido que sí pagan los vecinos en caso de que decidan estacionar y el tiempo que deseen, mientras abonan el tiempo utilizado.
No se ha visto a funcionarios ocuparse del tema, pareciendo no ver la magnitud de este flagelo que a diario los vecinos de la ciudad deben padecer. Y los sujetos lava autos siguen estando y llevando adelante su accionar, que en más de una oportunidad pasa de una simple proposición de lavar un vehículo a un apriete encarnecido por "una ayuda", sin dejar de lado el temor de posibles represalias que resulta ante la negativa de parte de los vecinos en el caso de no requerir el "servicio". La extorsión una constante, la incomodidad que sufren las señoras y señores que deben estacionar en zonas céntricas, es notable como la queja, sin respuestas, por supuesto de las autoridades municipales, incluido el poder ejecutivo local.
Dan miedo, dicen los vecinos afectados; son delincuentes, algunos con prontuario. La policía los conoce, los funcionarios municipales también y hasta el intendente y toda su familia.
Si no dejás el auto para estacionar, te lo rayan, te lo abollan y como son temerarios, nadie les discute nada, se escucha a otro vecino. Eso sí, hasta duermen la siesta por momentos o descansan sentados en sus tachos donde tienen agua para lavar los autos.
Días pasados, charlamos con una joven que cobra el estacionamiento medido y nos afirma que estos tipos no pagan por el espacio ni el tiempo que quieren estar.
Esta gestión desalienta la seguridad y predispone al miedo y a la inseguridad. La ciudad que teme cada día y cada noche, cuando además y por calles céntricas, aparecen encendidas una luz si y la siguiente no, a lo largo de muchas cuadras. Luces mortecinas y una ciudad que más allá del maquillaje, propone el miedo, la duda, los temores urbanos, y su desidia..
Este tema viene causando dolores de cabeza a todos los vecinos de la ciudad. Sin embargo al igual que en tantas otras situaciones, en los últimos años se ha transformado en una situación en la que la Municipalidad otra vez muestra su incapacidad para resolverlo.
La inseguridad que han acuñado los Passaglia en toda la ciudad es cosa seria, más allá y más acá de los lavacoches...