¨Por Belén Mozzicafredo
Semana espeluznante. Semana difícil. Retomo mis pensamientos sobre la creencia que no existe nada definitivo en esta vida. Lo bueno y lo malo son pasajero. Siempre hay que levantarse cada dia y no dar nada por sentado, ni la luz que nos despierta, ni el calor que nos arrulla, ni la nieve que nos hiberna. Las conquistas finales son solo escalones, se puede seguir subiendo o empezar a rodar hasta el abismo.
Esto pasó esta semana, nos caímos en el pozo. Pero como dice mi querida compañera, y líder del partido Nuevo Encuentro al que pertenezco, Mónica Macha, este periodo de denuncia que estamos presenciando no sería posible sin los feminismos.
Hace muchos años, con el caso de Alicia Muñiz las familias argentinas pudieron pensarse desde otra perspectiva, se pusieron sobre la mesa las oscuras tinieblas que habitan detrás de las puertas y que se encienden como hogueras. En esas discusiones, que se empezaron a dar hace mucho tiempo antes, lo que siempre primó fue el espíritu de dejar de lado la subordinación. Las mujeres no nos pensamos como víctimas, sino como subordinadas a un conjunto de reglas que siglos tras siglos aceptamos voluntariamente, sea por la causa que sea, aun los historiadores e historiadoras están discutiendo cual fue el inicio y el fundamento del patriarcado.
Lo que no podemos negar, es que las luchas feministas han logrado abrir una puerta de posibilidades para que esa subordinación se desintegre. Para que la sociedad pueda pensarse desde otros roles, y se complete como humanidad, sin distinción de construcciones sociales subordinadas. Nosotras le pusimos un nombre al odio y el asesinato por el solo hecho de ser mujer, existe una tipificación y una condena, y eso es gracias a los feminismos.
Desde mis épocas de facultad lo viví en carne propia, en nuestro país se escuchaban voces diciendo que las mujeres íbamos a estudiar para conseguir un marido profesional. Como si todo el esfuerzo que implica el construirse como ser pensante estuviese atravesado por la necesidad de buscar pareja, y buscarla por sobre la línea más alta de la burguesía. Esa crítica existía, no la estoy inventando. Nos vestíamos y nos pintábamos para conseguir novio, así decían. Como se puede rebatir semejante estupidez humana sin levantar la voz y terminar quedando como las locas que al final terminábamos quemando las iglesias. Eso también decían, que nuestras marchas iban en contra del hombre, en contra de la religión, en contra del amor. Nada más errado.
Nos cosifican, nos denigran, nos matan, y encima nos culpan.
Nuestras luchas siempre fueron por igualdad, por igualdad libre de sexismos, libres de roles de género, libre de cosificación, y debe seguir siendo una lucha sin subordinación a ninguna bandera política. Si ahora están diciendo que un gobierno uso nuestras banderas para refugiar a violentos nada tengo que agregar, pero mi silencio no otorga, solo quisiera volver a repetir que sin nuestros feminismos no existirían denuncias de este tipo, que hace 30 años lo que pasaba detrás de las puertas cerradas de una habitación eran cosas privadas de las parejas y solo juzgadas “por dios”, y eso era una aberración.
Se olvidan, los que pierden fácilmente la memoria, que las mujeres no somos minorías, pero somos tratadas por debajo de dicho margen incluso, como las minorías de las minorías. Si Sos pobre y encima mujer, si Sos discapacitada y encima mujer, si Sos homosexual y encima mujer, si Sos negra y encima mujer, si sos aborigen y encima mujer… la lista es larga para una simple columna de domingo.
Que esta semana hayamos descubierto lo que pasaba atrás del velo o mascara que representan siempre los violentos no nos debe llamar la atención, no es para derrumbar partidos políticos, es más bien para derrumbar de una vez por todas esa mentira que se repite una y otra vez de que son las mujeres las que “nos buscamos” nuestro destino cruel.
Nadie está a salvo, nadie te avisa, no existen límites de cultura, ni de capacidad profesional, ni de clase social, el dinero no te protege, nada puede ayudarte cuando un violento se te cruza por la vida, solo el feminismo, el estado presente y la propia decisión y fuerza de voluntad para gritar la violencia, cuando se pueda.
Yo si te creo hermana. ¿Nos van a hacer dudar, habrá quien irónicamente pregunte “que habrá hecho?” Mirta Legrand, ante una denuncia hace muchos años en su mesa, no tuvo otra respuesta que esta. ¿Cuántas mujeres hay todavía que sienten que lo personal no es político, y que aquellas que sufren violencia psicológica, verbal y física se buscaron lo que les pasa? Dicen lo mismo de los embarazos. Ahora ya ni saben cómo responder, que desde que la IVE es ley, han bajado drásticamente los embarazos adolescentes, en buena hora, y están preocupados porque bajo la natalidad, y nos vamos a extinguir. Pónganse de acuerdo, o nos embarazábamos por un plan, o somos asesinas de los pañuelos verdes. La verdad es que no soportan no decidir sobre nuestros cuerpos ni sobre nuestras mentes.
Esta semana también escuchamos la hipocresía de aquellos que tiene el dedo muy largo para señalar, pero los recuerdos muy cortos para mirar su pasado. Y hablo de locales y nacionales.
Ex intendentes, ex gobernadores, ex jueces, ex ministros, presidentes, gobernadores, intendentes, ministros, todos señalando con el dedo al feminismo y a Cristina, sobre todo, que han violentado hasta el hartazgo. Y les digo sinceramente, que las mujeres tenemos una red de confidencias en la que no se salva casi nadie, muy pocos. Todas sabemos SOTTO VOCE los abusos psicológicos, las violencias económicas, los insultos y los golpes que han recibido amigas y conocidas.
¿Cómo puede ser que habiendo tantas mujeres violentadas en nuestros círculos femeninos existan tan pocos hombres violentos en los círculos masculinos? La verdad es que nos callamos porque es la victima la que tiene el derecho de denunciar cuando esté preparada, cuando este fuerte, cuando se sienta segura, cuando este contenida, porque los femicidios no son broma lectores. La respuesta a las denuncias por ahora han sido un femicidio por dia o más, y quien para esta aberración, y quien levanta las manos en nuestra ayuda cuando salimos cada 3 de junio y cada 8 de marzo, ¿quiénes?
Cuántas somos las que salimos a pedir que NO NOS MATEN.
Pero la hipocresía esta hoy ahí en los tweets, en las redes, búsquenlo y tengan un poco de pudor, porque esta ciudad es muy chica, este país es muy chico sobre todo si de memoria hablamos.
Fui a la facultad rodeada de machismos, ejercí mi profesión rodeada de micromachismos, y no es algo aislado, seguramente a cualquier otra profesional de otras áreas y ciencias le debió suceder parecido. Muchas como yo asistimos a reuniones en que las mujeres son tan pocas que a veces nos da miedo, muchas levantamos la voz y sabemos que nos van a pegar donde más nos duele, en nuestra capacidad mental, en nuestros hijos, en nuestra sexualidad, en nuestra virtud, en nuestra honestidad. Y ni hablar de la revictimizacion, porque lo que están haciendo ahora es mostrar morbosamente algo muy doloroso. No sé cómo no le duelen en la cara esas fotos a los periodistas que las publicaron…
No es fácil, lo personal es político. Los feminismos avanzan y retroceden como olas de mar, sacando a algunas del ahogo y llevándose al fondo a muchas también. Nuestra lucha no es justa, corremos con desventaja, tenemos menos herramientas, menos recursos, menos credibilidad. Nuestra lucha no es justa, sin embargo, a pesar de nuestras hermanas golpeadas y caídas levantamos sus banderas y seguimos adelante, en olas, en mareas, quizás en tsunamis, hasta que todos seamos iguales, hasta que no exista más ni un rincón de la mama ni del papa en los jardines de infantes del mundo, hasta que cada uno y una y une pueda elegir qué ser sin límites ni violencias.
La lucha de los feminismos es también la lucha por más E.S.I. en las escuelas, la educación es el camino verdadero, con sus pilares de libertad y autodeterminación. Solo quien sabe puede decidir.
Nuestro llamado es muy sencillo, y muy sincero: Si nosotras nos liberamos muchachos, ustedes también, si nosotras podemos elegir ser, ustedes también, si dejan de maltratarnos, de golpearnos, de matarnos, y se ponen de nuestro lado, sin hipocresías, el mundo va a ser un mejor lugar.
“TODOS DEBERIAMOS SER FEMINISTAS”.
Chimamanda Ngozi Adichie