Pasaron más de dos décadas de aquellos 19 y 20 de diciembre de 2001. Un desgastado gobierno de la Alianza daba sus últimos embates y, un pueblo hambreado tras años de miseria, salió a las calles. No se bancó el hambre, la confiscación de depósitos, las medidas neoliberales que terminaron matando áreas estratégicas, no se bancó el dictado de estado de sitio.
Las similitudes y diferencias de aquellos momentos con el actual, son varias. Pero el escenario tanto desde el sufrimiento popular, como de la amenaza represiva a quienes marchen, vuelve a expresarse en este 2023
Un año sin Celeste
Este 2023 será el primer acto que no esté encabezado por Celeste Lepratti. La hermana de Claudio, quien fue asesinado por la policía el 19 de diciembre en el techo de la escuela donde trabajaba –mientras exigía fin del tiroteo porque había pibes comiendo-, militante social y ex concejala local, falleció pisando el fin del año pasado.
Fiel a su fortaleza y convicción, una semana antes de su partida física habló en Tribunales, denunció nuevamente a los responsables políticos, materiales e intelectuales de la masacre y a sus cómplices en la actualidad. También repartió críticas hacia algunos sectores que prefirieron mirar ‘para otro lado’ en torno al reclamo de justicia y reparación a las familias. Celeste fue fuerza, temple y amalgama. Su ausencia representará un vacío enorme que, a fuerza de construcción colectiva, se intentará menguar en este 22º aniversario.
Memoria
Tras el desguace neoliberal del gobierno nacional de Carlos Menem, asumió la Alianza encabezada por Fernando De la Rúa. Prometiendo terminar con una serie de privilegios, el gobierno de coalición del radical, se precipitó nuevamente a medidas ortodoxas encabezadas por el mismo Domingo Felipe Cavallo –quien fue ministro de Relaciones exteriores y de Economía de su criticado predecesor, Menem-.
Hubo medidas que profundizaron la pobreza, se extendían los movimientos de desocupados, el 1 a 1 (un peso un dólar) había estallado en su propia ficción, consolidando a los grupos económicos concentrados y extranjeros, que se dieron una panzada de recursos. Vinieron el corralito, los saqueos y el estado de sitio. Con una memoria más fresca del proceso dictatorial y viendo a la policía montada atacar a las Madres de Plaza de Mayo, la salida a las calles fue masiva.
Durante el 19 y 20, fueron asesinadas al menos 39 personas en el país. Pocos casos tuvieron responsables materiales juzgados y los responsables políticos no tuvieron condena.