La avanzada china sobre los principales resortes de la economía argentina es una tendencia que no deja de consolidarse. Y lo que viene es una expansión mucho mayor a través de un Gobierno decidido a profundizar las relaciones con la potencia asiática. Desde esa perspectiva, recientemente se formalizó la adhesión de la Argentina a la llamada Nueva Ruta de la Seda y el Memorándum de Entendimiento firmado por ambos países comprende una batería de proyectos sobre los que tendrán prioridad las empresas justamente chinas.
Estas compañías contarán con facilidades a partir de la mencionada Nueva Ruta de la Seda y el Diálogo Estratégico para la Cooperación y Coordinación Económica (DECCE), otro acuerdo que se mantiene con China. En total, ambos pactos insumirán inversiones por casi 24.000 millones de dólares.
A través del DECCE, el país asiático intervendrá con sus compañías en los siguientes proyectos:
Ya en el marco de la Nueva Ruta de la Seda, el Memorándum de Entendimiento fija la intervención de compañías chinas en estos emprendimientos:
Con la incorporación de Argentina, la iniciativa comercial china suma 140 países adheridos. Participan 30 europeos, 37 asiáticos, 54 africanos y 14 de América Latina. Bolivia, Chile, Ecuador, Uruguay, Venezuela y Perú representan a América del Sur, además de nuestro país.
En cuanto a las empresas que tomarán parte de los emprendimientos y llevarán a cabo inversiones en la economía local, se destacan los nombres de Tong Ren Tang (farmacéutica), JD.com (comercio electrónico), Sinograin (agronegocio), Chery (automotriz), Gotion High Tech (fabricante de baterías de litio), Zijin Mining (minera), Tisingshan (minería) y Jiangxi Nuclear Power CO. (energética), entre otras.
Transcurría noviembre del año pasado cuando el Gobierno "blanqueó" su intención de incorporar a la Argentina al proyecto comercial de la potencia oriental. La Nueva Ruta de la Seda está inspirada en las antiguas rutas comerciales orientales y fue proyectada en 2013, pero el coronavirus logró que el plan se acelerara para apuntalar la reactivación de las fábricas en China.
Se trata de cientos de proyectos que financiarán diversas obras de infraestructura, como un tren de alta velocidad entre Laos y China, la expansión del puerto comercial de Grecia, la modernización de una terminal portuaria en Bélgica, la construcción de un puente en Croacia, un gasoducto en Kazajistán o una planta de carbonato de potasio en Bolivia.
El programa chino posee componentes comerciales, financieros, de seguridad y culturales. Buscará desarrollar sus mercados occidentales, estimular sus sectores industriales, abrir mercados y facilitar que otros países adopten sus estándares tecnológicos, como el de la telefonía 5G, además de expandir su presencia e influencia internacional.