Mientras barrio La Alcoholera padece pastizales, yuyales y agua estancada, el puerto y el municipio se tiran la pelota entre sí.
El puerto dice que le corresponde a la municipalidad. La municipalidad dice que le corresponde al puerto y al fin de cuentas es lo mismo. La débil dirección del puerto demuestra su desconocimiento sobre provincia y municipio y el endeble municipio desconoce lo mismo, ambos servidores públicos responden al gobierno de Cambiemos, a la intendencia, al concejo deliberante y al puerto.
Lo cierto es que parece ser millonario el gasto que supone librar a la gente de mosquitos, dengue, malos olores y desmalezar para mejorar el ambiente y la seguridad del barrio.
Entre las ideas y vueltas de los funcionarios; la contaminación, la inseguridad y la boca de lobo en que se ha convertido el barrio, los vecinos.
Los vecinos nunca son noticia y tampoco los funcionarios que viajan con el dinero público a China. Se realizan viajes onerosos pero para cortar el pasto no hay plata.