Dar la talla

La interventora para normalizar la sede social del club 12 de octubre, no debutó sólo con los allanamientos. Su historial no dice eso y sus relaciones íntimas con el poder tampoco.  Y si bien, algunas cosas se dicen por lo bajo, otras son comprobables. Leamos con atención antes de continuar con la nota.  Cuando no se pasan las pruebas, cuando no se está a la altura de los actontecimientos, pasa ésto y alguien queda al descubierto, no Sra Agotegaray? La que da notas sólo en medios passaglistas..

Y vale aclarar lo que significan algunos allanamientos. Los allanamientos pueden ser utilizados como herramientas políticas y de propaganda, especialmente cuando se llevan a cabo sin una base legal sólida o con un objetivo claro, cuando no político, y así crear una percepción de "mano dura" o "lucha contra la corrupción", o de buen trabajo, que oh sorpresa, también en este caso sería redituable.

Estos allanamientos en la agenda política, generan ruido mediático hasta ahí nomás. Se cansaron de distraernos. Y la prensa ya se olvidó como hace siempre la prensa. Hoy es noticia, mañana el olvido y me recibo de periodista, igual que copiar y pegar, que es todo una demostración de ignorancia prefabricada, pero bueno, no son serios.

Este allanamiento, de la sede social de la calle Mitre, que por cierto y vale la aclaración el club es de los socios, sirvió para generar propaganda, distracción y presión, y aún no se han obtenido resultados significativo en términos de justicia o seguridad.

No le da el piné. Eso sí, si mandan una zorra a cuidar el gallinero y ahora aunque protegida, tiene miedo de abrir el club.  Por lo bajo insinúan que por lo que se sabe, seguiría estafando por ahí,  pero lo que no está permitido es jugar con la ilusión de los socios que ven cómo hace años, la famiglia, convirtió ésta sede del club como un bunker político, como lo fue el hospital, y hoy casi, convertidos en tiendas de campaña.

La letrada exige dinero, un dinero que extendido en el tiempo, rondaría los 5 millones y piquitos si no nos fallan los datos y las sumas, por mes. Quiere que todos los puntos de venta, rigurosamente examinados, pasen a ser de su entero bolsillo, afirman hasta sus propios socios, amigos o grupetes del club en la sede..

Entonces, quién le paga a la señora interventora? Y quién le pagará es la cuestión, lo que no sabemos es si le pagará el normalizador de La Plata o quién? O si no tiene que cobrar por ésta gestión…

Así siguen actuando una y otra vez… Lo cierto es que la sede social no está abierta, que las dos mujeres que allí cocinaban el estofado,  miran para otro lado, negando redes de encubrimiento, redes íntimas, si las hay, para dejar todo en stand by, para que cuando el tema se olvide y la prensa también, días más, días menos, una topadora passaglista y de madrugada, con los matones contratados y asegurados, por robar para la corona, tiren abajo el club.

Quizás hasta la más conocida de las topadoras passaglistas, como el camión municipal que usaron para levantar todo, personas incluídas, okupas como les gusta decir a ellos y ellas, en el club, serán los encargados de arrasar todo, con la íntima interventora, estafadora, a la cabeza y allanando el camino para que pasen los Passaglia o destruyan al club y nadie dice nada?

Pero todo sigue igual, y ratones más, ratones menos, los amigos de la Liga, los de pelota paleta y los de Futsal, siguen con la sangre en el ojo, diría mi abuela, porque les cortaron el chorro, a más de uno y el negocio no  prospera, pero que prosperó en tiempos donde un concejal hacía negocios con el municipio y además era además proveedor municipal, algo prohibido. Eso sí, las columnas pintadas de gris que nos costaron a los nicoleños como si fueran de oro, ese negocio, se teminó y ahora es parte del club de las señoras que salen a barrer la vereda para ver qué pasa en el centro de la ciudad.

Mientras tanto a la Dra no le da la talla, desaparece de la sede pero deja rastro y en una de esas, el negocio se corta también y de ésta no la salva nadie.

Ustedes se preguntarán, pero de quién hablan? De la interventora que aún tiene piernas, pero están a punto de cortárselas y chin chin, este cuento ha terminado, como sonríen las señoras que salen a barrer la vereda y nos cuentan para los lectores.