

El Departamento Ejecutivo de San Nicolás, representado por el Dr. Matías Grahms y el Dr. Walter Montenegro, se reunió con vecinos de Conesa para presentar los nuevos vouchers de salud. Pero, ¿qué hay detrás de esta medida? La respuesta es simple: un beneficio exclusivo para el prestador de la franquicia local del Grupo Oroño, con el aumento de datos estadísticos de atención como mecanismo de legitimación. Detrás de esta trama aparece un nombre clave: el Dr. Walter Lauria. Un médico de pueblo, pero con una particularidad singular: su patrimonio económico creció de manera descomunal. Lauria posee un contrato de 30 horas semanales que, según denuncian vecinos, no cumple desde hace más de una década. Su cómplice en esta reducción irregular de horarios es la Dra. Mirna Botazzi, secretaria de Salud de la Municipalidad, quien homologó esta situación.
Según testimonios, Lauria rara vez se presentaba en la sala, delegando atenciones o dependiendo de enfermeras para llamarlo cuando era necesario. El escenario de la reunión también dejó mucho que desear. Citados un jueves a las 9:30 de la mañana, sólo pudieron asistir cuentapropistas, dejando fuera a trabajadores en relación de dependencia. "Todos trabajamos y no nos podemos expresar", se quejó una vecina. A pesar de esto, lograron entregar un petitorio presencialmente, que ya tiene expediente virtual (9151/2025 con alcance 1), ingresado el 19 de marzo y ampliado el 26 de marzo. La reacción del Secretario de Gobierno no pasó desapercibida: nervioso, anotaba apresuradamente las exigencias de los vecinos. Como suele ocurrir en tiempos electorales, aparecieron los mismos gestos vacíos: promesas de entrega de pinturas, ayuda a clubes y favores selectivos.
"Los que estuvieron en la reunión de la Cooperativa son los que no necesitan de la salud pública. Muchos de ellos viven bien", denunció otro vecino. Y lo más llamativo: la mayoría de los indignados que protestaron el martes pasado en la Sala de Cultura ni siquiera fueron convocados. Pero hay un dato más que estremece. Lauria también toma horas en las salas de Guerrico, Acevedo y Erezcano. Pero en Conesa, curiosamente, evita los controles biométricos que exigen asistencia presencial. "Su target no lo permite", ironizó un vecino. La paciencia de la comunidad tiene un límite.
Como bien dijo un viejo líder: "El pueblo marcha con los líderes a la cabeza o con la cabeza de sus líderes". El mensaje es claro: los reclamos en Conesa son genuinos y no se resignarán a que el mismo responsable del deterioro del sistema de salud prometa ahora su mejora. Fuentes cercanas afirman que se seguirán presentaciones judiciales, se pedirán sesiones del Concejo Deliberante en el pueblo y, si es necesario, el caso llegará hasta el Ministro de Salud Bonaerense, Nicolás Kreplak.
La reunión quedó para el olvido. Pero la lucha de los vecinos, no.
Foto ilustrativa: Clarín
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