Columnistas | 17 nov 2024
Las tiranías
Orgullo de los 4 Jinetes del Apocalipsis
«…confieso sin ambages las causas secretas de esa felicidad; aquella calma tan propicia para los trabajos y las disciplinas del espíritu se me antoja uno de los efectos más bellos del amor. Y me asombra que esas alegrías tan precarias, tan raramente perfectas a lo largo de una vida humana –bajo cualquier aspecto con que las hayamos buscado o recibido–, sean objeto de tanta desconfianza por quienes se creen sabios, temen el hábito y el exceso de esas alegrías en vez de temer su falta y su pérdida, y gastan en tiranizar sus sentidos un tiempo que estaría mejor empleado en ordenar o embellecer su alma». Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar
Por: Belén Mozzicafredo
Ayer caminamos felices en la V marcha del orgullo en San Nicolas. Vista desde afuera, un espectáculo de color, y de verdadera libertad. Los que presenciamos el tras bambalinas, las notas en el HCD, los pedidos para cortar las calles, las autorizaciones en general sabemos el trabajo que hicieron les compañeres de Orgullo y de Attta. Mis felicitaciones a ellas, ellos y elles. Y mi agradecimiento por existir y por enseñarnos de política en serio, a mi y a los que se creen que saben Qué es y cómo se hace.
Esta semana que paso nos despertamos con el debate nacional, provincial e incluso local sobre los bellos cuatro libros que el Ministerio de Educación envió para ser trabajados dentro del Programa: Identidades Bonaerenses. ¡Lectores, no hace falta que les diga que leí los cuatro! Pero no ahora, claro, no leo cuando da la oportunidad el discurso de los medios de comunicación hegemónicos, leo cuando mis maestros y la vida me va acercando lo URGENTE, lo indescriptiblemente situado en mi mundo, en nuestro mundo, y cada lectura me lleva a otra y a otra y a otra.
Muchos se preguntan cómo hago para leer tanto, ya a estas alturas me avergüenza responder, es como si le preguntaran a cualquiera, como hace para hacer ejercicio físico, o para ver tanto cine, o para cocinar, o para hacer el jardín de su casa, o lo que sea. El tema es que la lectura en general se toma como un habito de entretenimiento, ajeno y en los márgenes del trabajo cotidiano. Por lo que, si trabajo tanto en mi profesión y en la docencia y ahora en la política, cómo, se preguntan, aun tengo tiempo de leer. Cuántas horas tienen mis días.
La respuesta es sencilla, para mi leer es un hábito del alma. No podría siquiera trabajar siendo contadora, ni dar clases de impuestos si mi espíritu y mi corazón no estuviese jornada tras jornada alimentado de literatura. Y nótese que digo literatura, y no, bibliografía de mi profesión que también leo, obligadamente, y los miles de resoluciones y decretos que cada día emiten los organismos como ARCA (ex afip) Ministerio de Trabajo, Arba, y la misma municipalidad. Pero la literatura, aunque no lo crean, me ayuda a entender mejor cada instante de la vida, cada persona que me cruzo, cada situación que toca vivir. Me abre la cabeza, aunque sea una frase trillada, para que sigan entrando cosas en ella, para expandir mi universo.
En una entrega aparte, a estas columnas les voy ir acercando mi crítica literaria a cada una de las Autoras puestas en discusión. Criticas que escribí mucho tiempo atrás cuando las leí, cuando las encontré, cuando las disfrute.
Prohibir a las adolescencias de la posibilidad de leer acompañados, guiados por la escuela, que debe ser el lugar por excelencia donde libremente se puedan poner en discusión estas cosas, implica la verdadera aberración de la que se llenan la boca los libertarios. Libertarios de pacotilla, que quieren un pueblo bruto, hambreado, evangelizado, con la cabeza gacha, y la mirada triste. Empoderar las mentes de nuestros pibes y pibas para que puedan detectar un abuso desde la ESI, o leer una novela de ficción que muestre o denuncie las violencias que ellos mismos atraviesan callados, fuera de las escuelas, es lo peligroso para este libertalismo fascista.
Prohibir. La palabra de moda. Prohibir literatura, prohibir nombres, prohibir lugares, prohibir cuadros y posters y bustos, y transformar todo en la nada misma. Eso es este libertalismo obsceno que se esconde anónimamente atrás del Instagram, del tik tok, del tuiter, con mensajes de odio, con palabras más peligrosas que las que denuncian en los libros que son literatura.
Este libertalismo miope, ignorante, asusta, da tristeza, y hay que contrarrestar todo esto. De ahí la importancia de que estos libros lleguen a las aulas, de la mano de una profesora o profesor de literatura, que se preparó para acompañar didácticamente, es inmensa. Que se lean estos relatos y se debatan, y estos debates trasciendan la escuela y entren en la casa, en las charlas con amigues, es el verdadero andamiaje pedagógico que necesitan nuestras juventudes, porque las cosas que leerán ya están en el universo vocabular de nuestros pibes y pibas, estaba antes que estas escritoras las pusieran en historias de ficción con poesía, estaba antes de que estos energúmenos paleolíticos de libertalismo las encontraran escritas.
Es genuina la preocupación de los padres, claro, siempre que sea genuino su compromiso para saber lo que ven y leen sus hijes en el aparatito que le compraron en cómodas cuotas, siempre que sea genuina su preocupación por saber el significado de la música que escuchan en las fiestitas infantiles desde los 4 años, siempre que sea genuina su preocupación por las adicciones a los juegos de apuestas, a las drogas y siempre que sea genuina su preocupación porque sus hijes estén mejor preparados que ellos para el mundo que se les viene.
Me da mucha risa escuchar a la vez el discurso de “los adolescentes no leen” unido a “nuestros hijos no pueden leer estas aberraciones literarias”. El problema es que ambos son una fake news, los pibes SI leen, todo el tiempo leen, leen desde sus celulares un mundo que los adultos no comprenden, leen sus barrios, leen sus escuelas, leen sus relaciones. Todo ya estaba antes que les pongan estos libros en las manos. Esta literatura lo único que les cambia, es la poética de entrarle al tema, la poética de encontrar las palabras para describir eso que ya leyeron, quizás solos, en su mundo tecnoceno.
El arte es político, como bien dice Gabriela Cabezón Cámara en su manifiesto para el libro Miseria, segunda parte de Cometierra de Dolores Reyes. Te lo adelanto ahora el manifiesto, que podes ver, y de paso conocer a las escritoras vapuleadas, en:http://https://youtu.be/set-oy9di1U?si=SN-UWhPcmcGKtpet, porque el próximo libro que querrán prohibir será ese, porque la idea no es prohibir los libros, la idea final es prohibir que sean escritos, que cuenten esa precariedad y situaciones a las que las mujeres están sometidas bajo el patriarcado capitalista; prohibir que cuenten la violencia, denunciándola, en lugar de convertirla en espectáculo. Quieren prohibir que construyamos esta red de contención para las infancias y adolescencia, como diría mi querida Irene Vallejo “La metáfora del tejido es constante en la creación verbal: bordamos un discurso, hilvanamos ideas, hilamos palabras…”. Prohibir que se construya ese tejido, para librar, libertar, en serio a nuestros jóvenes a la red de pedofilia, y de trata que está avanzando en este país, con este gobierno narco capitalista, con los funcionarios, verdaderos pornográficos, que cuidan la justicia y las infancias votando en la ONU, contra una resolución para prevenir y eliminar todas las formas de violencia contra las mujeres y las niñas.
Miremos bien, y démonos cuenta que lo que realmente quieren prohibir es que nos salvemos de la selva que se viene. Quieren prohibir para que no nos demos cuenta que somos la presa de caza de sus obscenos deseos oscuros, quieren prohibir porque nos quieren desprevenidos, estupidizados con tanto tuiter y algoritmo informático. ¡Resistamos lectores!, salgamos de la comodidad de nuestra vida y de nuestra casa, como lo hicieron en esta V marcha del Orgullo, la comunidad LGBTIQ+, porque la política está ahí afuera, esperando que la escribamos y la leamos, sin censura.
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