Nos están matando

Por: Belén Mozzicafredo

Por Belén Mozzicafredo 

“El femicidio es una noción que el propio Estado toma y que efectivamente hace algo al respecto, lo sitúa como delito y hace una actuación para limitar o sancionarlo” Dora Barrancos

Escribo esto muy temprano, un domingo que no es cualquier domingo, porque este domingo muchas mujeres de mi ciudad, San Nicolás, duermen con miedo, hay un asesino más de mujeres suelto. Mientras escribo esto aún esta impune el feminicida, y mientras ustedes leen quizás también, ningún rastro.

Esta madrugada de domingo cualquiera, miles de mujeres en mi país fueron maltratadas, golpeadas, violadas, miles de niñas en sus camitas donde deberían sentirse protegidas son abusadas por un familiar, en la intimidad de su hogar, atrás de puertas cerradas donde nadie se quiere meter, donde nadie habla, y si hablan lo hacen para criticar a la víctima y nunca al victimario.

Mi país, no escapa de la regla general de esta pedagogía de la crueldad, como diría Rita Segato, cuya punta de iceberg es la violencia letal, el femicidio.

Esta columna será dura, de escribir y de leer, aunque no tenga la verdad, nadie la tiene, todos miramos parcialidades de un mundo que se cae a pedazos, y a cada una se nos cae en partes distintas.

Pero como mujeres, el mundo se nos cae a pedazos en el mismo lugar, en nuestros cuerpos violentados, en nuestros cuerpos impúberes, menstruantes o menopáusicos, en nuestros cuerpos ancianos que no llegan a fin de mes, en nuestros cuerpos que son cosas para muchos y muchas.

Nos piden explicaciones desde que nacemos, dónde estuviste, con quién hablas, por qué te vestís así, a dónde vas, para quién te pintas, por qué no estuviste en la marcha. No estuve en la marcha porque el lugar donde doy clases, no me permite pelear por mis derechos ni el de mis estudiantes mujeres a vivir en un mundo sin violencia, me hubiesen descontado el dia, me hubiesen descontado dinero que uso para vivir y no tener que depender de un hombre. Muchas veces estuve, el viernes estuve allí, para mis estudiantes mujeres, para contenerlas, todas queríamos ir a la marcha, ellas y yo, estuvimos hablando incluso de las condiciones intrínsecas de este patriarcado que nos impidió asistir, reglas creadas por hombres y mujeres que son nuestros superiores, o el cuidado de nuestros niños y niñas y ancianos que nos atraviesa a cada instante.

¿Por qué no estuviste en la marcha, donde están nuestros representantes?, ¿cuáles representantes, los que tienen que velar porque San Nicolás no sea la ciudad de los chorros, los violentos, los violadores y femicidas? ¿A ellos y a ellas les preguntan? Alguien le pregunta en serio a los que realmente tienen la autoridad de cuidarnos, intendentes, secretarios, fiscales, jueces. La policía esta para prevenir, las políticas de seguridad se hacen muy lejos de los destacamentos y de las cárceles. Las políticas de prevención de las violencias de género se hacen muy arriba, tan arriba que él que las está recortando ni siquiera es juzgado en este hecho. Nosotras presentamos un proyecto, un repudio, un pedido de informes, y queda durmiendo los laureles, pero si los buscan, están ahí, escritos por nosotras, firmado por nosotras, por esas que son 10 veces mejores que los que insultan en un grupo de whatsapp, o en las redes, y 100 veces mejores que aquellos que con su silencio son cómplices y 1000 veces mejores que aquellos que están sentados en el gobierno municipal, y en la vereda de enfrente, con todos los recursos disponibles y sin ejecutar un peso cuando de mujeres, diversidades y violencias contra ellas se trate.

Creí que el Honorable Concejo Deliberante seria honorable, creí que lo que pasaba ahí también importaba, porque ahí se habla, y queda en acta quien es cada cual, queda en acta lo que se dice y también lo que no se dice. La política es el arte de las palabras y los hechos, lo contrario a la violencia, que no tiene palabras sino insultos y golpes. Creí tantas cosas que no son, aunque vaya desde la primera marcha que se hizo en el mundo de #Niunamenos cada 3 de junio, porque eso también fue invento argentino, desgraciadamente.

Un presidente que violenta permanentemente con sus palabras y escucho personas diciendo “son sus modos”. ¿Sus modos? Si así trata y habla a la gente delante de un micrófono, cómo tratará a los suyos puertas adentro. Un ex presidente acusado por su pareja de violencia doméstica, ya está demostrado que el golpe existió, no fue maquillaje, lo dijo un médico, Ahhh, pero seguimos dudando de la víctima, porque seguro es un “gato”, como le dicen a la mujer que denuncio por intento de abuso a un intendente. Seguro que es un despechada como la mujer que denuncio por violencia doméstica a un Juez. Es una desquiciada como la mujer que se suicidó en Villa Constitución, pegadito a San Nicolás, cuando su violador salio en libertad. Es una pobre chica que no se cuidó lo suficiente, como la mujer Rosarina que fue asesinada la semana pasada por su violador el dia después de que salió en libertad.

Nos están matando, pero eso es solo la punta del iceberg, abajo, inmensas masas de violencia nos golpean, inmensas masas de violencia nos insultan, nos denigran, nos menosprecian, a veces son tan microscópicas las gotas que forman este tempano de hielo que son difíciles de percibir si no tenemos una sensibilizada aguzada, aprendida a fuerza de maltrato.

¿Y los hombres que nos rodean dónde están? Qué hacen nuestros hombres cuando alguien nos violenta, nos insulta, nos agrede. Es tan grande el patriarcado, es tan viejo el patriarcado, es tan único modo de vida conocido el patriarcado. Nosotras nos callamos a veces, porque contestarle a un violento es mortal, por eso digo, que nos callamos, a veces. Cuando no nos callamos salimos en las noticias.

Quisiera ver más mujeres salir en las noticias por ganar premios, por ganar medallas, por triunfar. Nosotras somos las que salimos solo muertas, nuestros cuerpos salen en la televisión, no nosotras, nuestros cuerpos envueltas en sabanas, quemados, mutilados, torturados. Las MISS UNIVERSO de una película de terror.

Esta ciudad tiene feminicidas desde antes que existiera la tipificación penal, incluye este término violadores también, golpeadores también, están libres, caminando por las calles, sabemos quiénes son, dicen que ya cumplieron su condena, algunos nunca fueron ni llevados a juicio.

Podría tener miedo hoy, tengo miedo todo el tiempo, cada vez que desde hace 9 meses encuentro una cubierta de mi coche pinchada por un tornillo, siempre el mismo tornillo, en las mismas dos ruedas traseras, y ando con un inflador en el baúl.

Podría tener miedo, tengo miedo cada vez que un hombre me grita, me ataca, me insulta. Voy a trabajar con miedo, vuelvo a la noche con miedo, por mí y mis estudiantes que caminan calles oscuras y solitarias después de las 22 hrs, después de ir a estudiar, en esta ciudad tan patriarcal.

Podría tener miedo, tengo miedo, de lo que escriban de esta columna, los que no saben hilar una palabra detrás de otra, pero tienen nudillos apretados y ojos enrojecidos. Podría tener miedo, tengo miedo, cada vez que una mujer que ocupa un lugar superior hace la vista gorda a las violencias que suceden a su alrededor.

Podría tener miedo, tengo miedo, cada vez que vuelvo sola de noche, de cualquier actividad, y le aviso a mi mama o a mis amigas, “ya llegué, ya estoy en casa”, y no apagamos el teléfono por la noche por si alguna nos necesita. ¿Hacen los hombres eso?

Podría tener miedo, tengo miedo, porque ninguna está a salvo. Nos están golpeando, violando, mutilando, matando a todas, de a una cada 30 horas.