Columnistas | 3 nov 2024
El relato
Nuda vida
“Durante milenios, el hombre siguió siendo lo que Aristóteles consideraba de acuerdo con su interpretación: un animal viviente y con capacidad de poseer una existencia política; el hombre moderno es un animal en cuya propia política está puesto en entredicho su vida de ser vivo” Foucault
Por: Belén Mozzicafredo
Las semanas pasan lento como cuando se está con alguien que no se quiere, cuando se está haciendo lo que no gusta, lo que no se disfruta, acompañada de personas que no se quiere, esto dicen los refranes, pero al revés, que cuando se es feliz, el tiempo pasa volando, entonces será por eso que el tiempo se detiene y estos diez meses son eternos.
Más que eternos, estos meses volvieron a hacernos sentir, como en 1991, año infame de la revolución productiva y el salariazo. Escuchamos de nuevo los discursos de los ñoquis, de los inútiles, de los vagos, de los acomodados, del homo sacer. Les presento señoras y señores, el remake de los “sacrificables”.
En el 1991 paso eso, no lo voy a contar, porque me dijeron que estas columnas no las leen los jóvenes, entonces las y los lectores deben tener mi edad o un poco más, y ya saben lo que paso ese año en Argentina, incluida a Maria Julia cubierta solo con un tapado de piel.
Partamos entonces de que saben bien lo que paso, el problema queridos lectores es reconocer de qué lado estuvieron en esa época, porque eso es lo que cambia el relato de la historia. 1991 fue el año de la gran grieta, mientras muchos se iban a Miami y compraban en el deme dos, otros eran echados, o “retirados voluntariamente” de sus trabajos. Trabajos en los que pensaban seguir hasta jubilarse, en una vida claramente ordenada, sencilla, de clase media, sin más lujos que unas vacaciones en Córdoba o en Mar del Plata, la pileta y deportes comunitarios de algún club cerca de casa y una cena de fin de año con familia y una mesa llena. Nada de otro mundo, lo que, seguramente, vive cualquier ciudadano común en cualquiera de los países del primer mundo que tanto admiramos.
Y noten lectores que uso el término “ciudadano” y no simplemente habitante. Esa es la diferencia que les traigo políticamente hoy para analizar, para pensar y ver cómo éste gobierno libertario y éste presidente anarco capitalista está trayendo, a lo Giorgio Agamben, su “HOMO SACER”, el concepto del descarte y la violencia.
Este nuevo habitante de la Argentina creado en el 1991, dejó de ser ciudadano, por seis años, que era el tiempo que duraban los presidentes por aquel entonces, y en el mejor de los casos contando con 43-45 años de edad y muchas ganas de vivir, pasó a ser sacrificable para la sociedad en la que antes era ciudadano. Muchos murieron en el camino sin mayor ayuda que la soledad o sentirse irreversiblemente improductivos.
Me meto entonces un poco en la biopolitica, esa teoría foulcaultiana que plantea las condiciones que sustentan la vida, y la practicas gubernamental sobre los determinantes de salud, higiene, natalidad, longevidad y razas de un conjunto de seres constituidos en poblaciones. Avanzando más allá de Foucault incluso, están dándose todas las señales de que estamos en la plena sociedad del control que tanto explicaba Gilles Deleuze cuando parafraseaba a su amigo Michel, y en sus análisis sobre “el grito de Reich: ¡no, las masas no han sido engañadas, ellas han deseado el fascismo en un momento determinado! Hay inversiones de deseo que modelan el poder, y lo difunden, y hacen que el poder se encuentre tanto a nivel del policía como del primer ministro, y que no exista en absoluto una diferencia de naturaleza entre el poder que ejerce un simple policía y el poder que ejerce un ministro. Análisis que se materializa, al mejor estilo 1984 por los altoparlantes de las estaciones de transporte “Denuncien al 134, de forma anónima cualquier tipo de presiones para formar parte de protestas. De esta manera, se pondrá fin a esta nueva forma de esclavitud”.
Vayamos más adentro, más profundo lectores, este domingo quiero que vayamos al hueso, dentro de esa Biopolitica, como agrega Agamben entremos a la Bio tanatopolitica. La nuda vita, que “indica la exposición de la vida natural a la fuerza de la ley por medio del abandono, que representa ser la última expresión del poder soberano sobre el derecho a la muerte”. Ahí estamos ahora, como estuvimos en 1991.
Qué va a ser de aquellos que, con tanta alegría del vocero presidencial, dia a dia son descartados del Estado, sin otro motivo real que el de achicarlo a su mínima expresión, ¡Vean Lectores, acá no sobra nadie, si ustedes mismos se quejan que los tramites son lentos, que la justicia es lenta, que los turnos en los hospitales los dan para cinco meses, que una jubilación demora tres años, y saben por qué es eso, es porque faltan empleados, realmente falta, no es que los que laburan trabajen mal, o sean malos, o sean ñoquis, o sean lentos, es que son pocos, y no dan abasto!
Bueno, este último párrafo es un poco el resumen de la década menemista, dependiendo del lado en que quisieron estar, claro está. Otra vez escucho los comentarios: “son todos vagos”, “son poco ineficientes”, una cosa que me llamo la atención fue esta frase: “Aerolíneas Argentina tiene 35 tripulantes para sus 80 aviones, otras aerolíneas tienen 5”, la frase me impacto tanto que no pude preguntar para aclarar lo que estaban oyendo mis oídos. Yo no veo que Aerolíneas Argentina tenga pérdida por tener la cantidad de trabajadores suficiente para prestar un buen servicio sin explotar a sus “tripulantes” como seguramente harán las Low Cost. Reitero, no lo veo, mea culpa. Eso pasaba también en el 1991, no veía eso, todo lo contrario. Que buen título para película, o al menos para un libro, y disculpen si me equivoco, pero pocos libros, o ninguno habrá también con ese título. “1991, lo que vi”. Capicúa como le gustaba al patilludo que ahora quieren convertir en héroe, junto con las viudas de los jueves que rondan la casa rosada.
Hoy me desperté súper temprano no solo para escribir esta columna como cada domingo, sino para ver la clasificación y carrera de fórmula 1 de Sao Pablo, no por Colapinto que me encanta, sino porque me gusta la fórmula 1 desde que soy chica, no nos perdíamos una carrera en mi casa, las grabábamos cuando aparecieron las videocaseteras, al punto que tengo grabado el injusto accidente del queridísimo Sena. Accidente que vimos mil veces, hasta que los años y la tecnología demostraron que no fue un accidente, y se descubrieron todos los errores mecánicos que llevaron a que Ayrton muriera tan injustamente, y como Niki Lauda cuando se prendió fuego, esos puntos de quiebre lograron que la fórmula 1 tuviera un SINDICATO. Ahhhhhh lectores, a algún libertario que lea esto le explota el cerebro con esa palabra, ¿Cómo? ¿Los pilotos de fórmula 1 tienen un SINDICATO? Y si, lo hicieron después de que muchos compañeros murieron, o quedaron lisiados, por esto que antes llamaban accidentes, pero ahora se sabe que son impudicias de las escuderías que solo quieren tener el auto más rápido, como las empresas, que solo quieren ganar más dinero, como este presidente, que solo quiere que sobreviva una parte de la ciudadanía, la parte más apta, como en la década del 90, ¡ay! ¡Y no me dejen ir más atrás en la historia, y no me dejen cruzar el Atlántico lectores! El que no pueda o no sepa adaptarse será un homo sacer, fin.
Para no ser un descartable no nos queda otra que unirnos, y no hablo de los partidos políticos, esta columna no es para ellos, ellos, deberían estar más separados incluso, hablo de los sindicatos. Lo de las huelgas es una consecuencia de las malas políticas empresariales, ¡no nos echen la culpa a los laburantes por dios! Que habrá malos sindicalistas, seguramente, como hay malos médicos, contadores, constructores, ingenieros, políticos y presidentes, malos hay en todas partes, son las reglas de las estadísticas. Pero no volvamos a meter a todos en la misma bolsa, no volvamos al 1991, porque terminamos de nuevo en el “que se vayan todos” 10 años después. No dejemos, como decía Deleuze que “estas inversiones de deseo sobre un cuerpo social expliquen por qué los partidos o los sindicatos, que deberían tener acciones revolucionarias en nombre de los intereses de clase, tengan acciones reformistas o reaccionarias”.
Sé que en la política actual no importan demasiado los datos, es evidente que este presidente sin ninguno, o con falsos datos en casi todos sus discursos ha convencido a la masa. Y si, ya son masa, los que se rasgaban las vestiduras hablando del “aluvión zoológico” o de los “KUKAS cabeza de termo”, se están convirtiendo en masa, una masa triste y peligrosa, que no veremos cantar felices porque lograron el matrimonio igualitario, la ley de identidad de género o el IVE con sus pies en la fuente y sus banderas coloridas y sus ropas significantes, como las del hermoso desfile del orgullo que se vio ayer en Plaza de Mayo, o inaugurando universidades donde ir a pensar-se, sino una masa gris, opaca, sin rostros, uniformados, cuasi “derechos y humanos”.
Esta nuda vida, amenaza a los colectivos diferentes y excluidos, a las y los que, aun nacidos, no adquieren el carácter de ciudadanos, los inmigrantes que ahora deberán pagar para estudiar o para curarse en los hospitales, aunque dejan su gran tajada de impuesto al consumir, y prestan los servicios, sin derechos laborales, que los “ciudadanos de bien” no gustan hacer. Las diversidades sexuales amenazadas por estos discursos de odio. Las uniones sindicales y las luchas colectivas para no ser descartables, eso paso esta larga semana. Un paro que termino en una marcha del orgullo, y todavía hay personas que creen que todo esto no está imbricado, no está cuidadosamente amalgamado en una red de contención que debe ser la comunidad, y noten que no escribo “sociedad” sino “comunidad” que es algo bien distinto.
Este gobierno del descarte y la violencia, que excluye a los extranjeros y que priva de las necesidades más básicas y abandona a los “NyC”, aunque se encuentren morando en el corazón del Estado. Lanzados a un insilio, evidentemente este banimiento planeado nos llevara a un estado de excepción. Que no se repita la historia es responsabilidad de todos. No voy a buscar culpables, cada quien sabe de qué lado del juego esta, o mejor, a quién le está haciendo el juego. Elijo terminar la columna con el cinismo de una canción que me abrió la cabeza en mi juventud, la escuche cantada por Guns and Roses, pero es de Linda y Paul McCartney.
Cuando eras joven y tu corazón era un libro abierto Solías decir vive y deja vivir, sabes que lo hacías
Pero si este mundo cambiante en el que vivimos te hace ceder y llorar, di, vive y deja morir
Cuando tienes algo que resolver, cuando tienes un trabajo que hacer Tienes que hacerlo bien y dejar al otro en el infierno
Solías decir vive y deja vivir sabes que lo hacías Pero si este mundo cambiante en el que vivimos Te hace ceder y llorar, Di, vive y deja morir
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