La justicia argentina, Bailaque y el Concejo de la Magistratura

Cuando se habla de justicia en argentina, las complicidades y los enriquecimioentos de los que siempre vivieron del Estado y que no ´pueden explicar el origen de sus fondos ni explica el estilo de sus vidas, notoriamente con sus riquezas a plena luz del día...hablamos también de San Nicolás. Hablamos, afirma una editorial nacional, de un tema de importancia como es la calidad de la Justicia en la Argentina y para dar una demostración, volvemos a un lugar donde concurrimos imaginariamente todo el tiempo, que es una especie de reducción a escala del drama argentino en materia de institucionalidad y del drama argentino en materia de justicia: Rosario, donde más golpea el narco en el país. Ahí está bajo la lupa el juez Marcelo Bailaque.

Bailaque, un juez que lo hemos mencionado más de una vez, es un juez que ha mirado para otro lado en muchísimos casos de corrupción que le ha tocado tratar en su juzgado, sobre todo, en casos de narcotráfico, pero no sólo en materia de narcocriminalidad o narcomenudeo, sino en casos tan o más importantes como es el lavado de dinero y el enriquecimiento ilícito de funcionarios en el poder, como es el caso de la familia Passaglia, de San Nicolás; una familia íntegramente procesada y embargada por este tema, y que ninguna expresión política da cuenta del tema. Y, otro caso donde el juez amigo, dicta la falta de méritos en las causas, donde afirman se reciben valijas por debajo de la mesa, y no se trata precisamente de un boleto. Este juez señalado por sus pares y por los fiscales rosarinos, además de negar pedidos que hace el fiscal federal Di Lello, con lo cual ha sido denunciado ante el Consejo de la Magistratura, por lo cual el  mismísimo Bailaque tuvo que terminar cediendo a los pedidos razonables y serios del fiscal, en igual causa. Por otra parte, si de corrupción hablamos se dice tanto “off de récord”, como la valija que le habría llegado al juez desde San Nicolás… a punto de perder la cordura.

En el mismo sentido, Bailaque está siendo investigado también en el Consejo de la Magistratura. La diputada santafesina Lionella Cattalini lo acaba de denunciar penalmente. Entre las cosas que se le reprochan está su relación con Lindor Alvarado, el narco más importante de Santa Fe. Santa Fé parece no saber nada del tema, tampoco su gobernador que se la pasa diciendo que fue ministro de seguridad de Santa Fé y ni se enteró que existía un juez de tal calaña, como se dice en pasillos más claros que oscuros.

Curiosamente, el contador de Alvarado es el mismo que el del juez Bailaque: Gabriel Mizzau. No solamente el juez y el narco comparten contador, sino que Bailaque designó en su juzgado al hijo del contador por si hacía falta hacerle algún favor. Así, el juez que debería investigar al narco y el narco comparten contador. Todo eso es materia de una investigación en el Consejo de la Magistratura que iba a llevar adelante la diputada radical de Santa Cruz Roxana Reyes. El dato es importante porque el juez también viene de esa provincia. De esa provincia  se fue como juez federal a Rosario con todo lo que implica por ser el lugar de mayor tráfico de mercaderías de la Argentina.

Otra curiosidad es que Bailaque contrató como abogado para esa investigación al hijo del secretario de la diputada Reyes, que es quien lo tenía que investigar. El secretario en cuestión es Marcelo Quintero y su hijo Juan Manuel ahora es el abogado de Bailaque, con lo cual la legisladora tuvo que excusarse.

El juez logró voltear a la diputada que lo tenía que investigar y, con eso, logró el tiempo que implica reemplazar al investigador. Esto sucede en la justicia argentina, sucede en Rosario con la Justicia Federal, en el lugar donde la narcocriminalidad ha llegado a parecerse al terrorismo.  

Hay varias denuncias contra Bailaque.  La última es una denuncia penal contra Bailaque por la diputada Lionella Cattalini con innumerables pruebas. Rosario, ganada por el narco, gracias a la impunidad que provee la Justicia.

Y así te lo vamos contando y te lo iremos contando, aunque el miedo nos juegue algunas malas pasadas....