jueves 21 de agosto de 2025 - Edición Nº2451

Política | 9 oct 2016

San Nicolás, un “pueblo Potemkin”


El ejemplo de un “pueblo Potemkin” es San Nicolás. .Cualquier parecido con Passaglia y la gobernadora es pura coincidencia.

Detrás de las grandilocuentes obras de Passaglia, hay una gobernadora engañada.

Hoy vamos a tratar un episodio que quizás hasta caiga en las brumas de la leyenda, pero cuenta el mito que, en el año 1.787, la zarina Catalina I (Hoy María Eugenia Vidal) decidió visitar la zona de Crimea, (hoy San Nicolás)

El mariscal Grigori Alexandrovich Potemkin,(hoy Passaglia) protegido de la zarina, (Vidalñ) está preocupado por la llegada a Crimea (San Nicolás) de Catalina II (La Vidal) . A la zarina se le ha vendido que los 4 años de ocupación rusa (Passaglista) han traído a la península prosperidad y bienestar… pero la cosa no es exactamente así.

Lo cierto es que Crimea se hunde más en la miseria con cada día que pasa y los habitantes de esta región no le tienen demasiado aprecio al régimen zarista; pero Potemkin le ha prometido a la zarina un paseo por la Crimea próspera… y eso es exactamente lo que tendrá. Cuando Catalina II llega a la península, el mariscal lo tiene todo preparado para que así sea.

El paseo discurre agradablemente mientras Potemkin le muestra a la zarina varias aldeas de nueva construcción. Todas tienen un aspecto idílico que hace pensar en riqueza y bienestar. La única restricción impuesta por el mariscal es que las aldeas deben ser contempladas de lejos, desde la cumbre de una colina, pues la zarina no debe mezclarse con el vulgo.

Catalina II regresa a San Petersburgo contenta e impresionada por la labor que está llevando a cabo su gobernador en la nueva provincia del Imperio. Lo que no sabe es que ha estado en Crimea… pero sin ver Crimea.

Durante la estancia de la zarina en Crimea, el mariscal Potemkin ha orquestado una genial maniobra a gran escala para que la zarina viera tan sólo una aldea cuando creía estar visitando varias. Potemkin ordenó construir un pequeño pueblo cuyos edificios estaban huecos y lo situó en un valle; cuando Catalina II se cansaba de observar la población mientras el mariscal le relataba las excelencias de aquella aldea recientemente construída, la comitiva continuaba su periplo a través de las montañas dejando atrás el pueblecito de cuento. Este momento era aprovechado por un auténtico ejército de operarios para desmontar el armazón de los edificios y trasladar el pueblo entero hasta el siguiente valle, donde la zarina se detenía y Potemkin repetía su pantomima cambiando únicamente el nombre de la aldea.

A día de hoy, existen varios “pueblos Potemkin” distribuídos a lo largo del mundo, como las áreas de reasentamiento chinas en el Tíbet, que son construídas para que los observadores extranjeros se lleven la grata impresión de que los tibetanos viven apaciblemente en zonas especialmente construídas para ellos.

El ejemplo de un “pueblo Potemkin” es San Nicolás. .
Detrás de las grandilocuentes obras de Passaglia, hay una gobernadora engañada.

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